miércoles, 8 de octubre de 2014

Economía de Posguerra

Desde el golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939 se sucedió, como todos sabemos, la Guerra Civil Española. Un período aterrador para nuestra patria que dejó marcado en las vidas de los españoles no solo pobreza y mal vivencia sino también valores que se reflejan aún en nuestros días.


Con la victoria del general Franco, que dirigía al bando sublevado y llegaría a ser, tras el fin de la guerra, el jefe de Estado hasta su muerte, en 1975, España se encontraba dentro de una gran depresión económica y social:


En primer lugar se dio un excesivo número de bajas en el conflicto, lo que dejo al país una menor cantidad de mano de obra y un gran problema de mantenimiento de las familias ya que, como en la guerra participaban los hombres y eran ellos quienes llevaban el dinero a casa, no había forma de levantar cabeza. A esto hay sumarle el exilio que produjo la guerra, los cuales se dirigieron hacia la América Latina y el norte de Europa.

Las ciudades españolas, así como sus infraestructuras habían quedado calcinadas tras la guerra. Así, numerosas grandes fábricas y miles de pequeños comercios estaban destruidos, y cuya recuperación fue lenta y muy cara.

También de dio un grave problema, el hambre. Tras el conflicto, España se encontró con una gran escasez de víveres lo que produjo en los ciudadanos períodos de hambruna y la implantación de las cartillas de racionamiento.

Por último, España se encontraba sin reservas de oro ni divisas, ya que fue con estas reservas como el bando republicano sustentó la guerra, por lo que España estaba sumergida en una gran crisis social, moral y económica.

Los años siguientes al conflicto fueron terribles por las razones anteriormente explicadas, pero a todo aquello hay que sumarle el estallido de la Segunda Guerra Mundial el 1 de Septiembre de 1939. Este conflicto no hizo más que dificultar la recuperación española ya que, aún España encontrándose teóricamente neutral (aunque por el carácter autoritario del régimen franquista se encontraba ligada a Alemania e Italia, más  información aquí), nuestra nación no pudo obtener los víveres necesarios para mantenerse por parte de Europa. Además, el transporte marítimo quedó ciertamente limitado y la recuperación económica española se estancó.


Así, el gobierno impuso una política a la nación española con la intención de sacarla del hondo pozo en el cual se encontraba. Era una política de autarquía, basada en la autosuficiencia y en la intervención del Estado en la economía del país. Por ello, el gobierno implantó fuertes controles que vigilaban los precios, el comercio con otros países, las inversiones y la distribución de las materias primas. Pero esta política no dio los frutos esperados, ya que la producción agrícola e industrial cayó en picado y se dieron numerosos casos de contrabando (estraperlo) y corrupción.

El final de la Segunda Guerra Mundial no produjo mejoras para la economía española, no solo por el hecho de que cada país estuviera ocupado en resolver sus propios problemas, sino que España quedó excluida del Plan Marshall para la recuperación de Europa, lo que acentuó la crisis y el aislamiento del país.

Por último, en los años 40 la recuperación fue muy lenta, acompañada de una alta inflación en los precios. No fue hasta la década de los 50 cuando España vio un poco de luz al final del túnel.

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